Cerro de las Cruces

Zeus

 

Cerro de las Cruces

9 de noviembre de 2015

Coincidiendo con las 16 Jornadas de Montaña de Cima 2000, hicimos esta ruta, guiados por Julián García.

Arrancamos en la sierra de Rute, en su cara sur, donde se concentran los burros de Adebo, subiendo por un bonito senderillo señalizado entre un hermoso pinar de repoblación, con abundantes setas y de pronunciada pendiente, aproximadamente 150 personas. Alcanzamos un carril que recorre la cara sur de esta sierra y un poco más adelante llegamos a la cumbre del cerro la Buitrera o de la Matanza, nombre este último que viene del lugar donde antaño los lobos devoraban a sus piezas y que nos mostraba unas esplendidas panorámicas a las montañas andaluzas.

Seguimos el carril hasta llegar al sendero que asciende hasta nuestro destino, Cerro de las Cruces, sendero en zigzag y de piso algo complicado, por el gran desnivel y la gravilla suelta que tenia y que nos brindó unas maravillosas vistas al pantano mas grande de Andalucía, Iznajar. Dejamos a nuestra derecha un interesante sendero que recorre el gran barranco de Sierra Alta y que continua hasta la sierra Horconera, objetivo que realizaremos otro día.

Hicimos cumbre 1260 m. aprox., donde existe una caseta para el servicio de vigilancia contra incendios, en época estival, con unas bonitas vistas a las sierras Subbéticas, sierra Morena, Rute viejo, ………etc. Nos contaba Julián que el nombre de este cerro se remonta varias décadas atrás, cuando un ruteño que cresteaba todas estas sierras hasta la cueva del Morrión de la Tiñosa, decidió colocar 3 cruces en la cima. Un precursor de los actuales Ultra Raid.

Dimos buena cuenta de nuestro bocata y cruzcampo, en este privilegiado enclave, para descender por el mismo sendero, hasta llegar al carril que nos llevaría a la famosa Torre del Canuto, torre vigía que usaban los moriscos para controlar los movimientos de las tropas cristianas de los Reyes Católicos.

Iniciamos el descenso por el cortafuegos a través de un sendero de peligroso caminar por el riesgo de resbalar, hasta llegar de nuevo a otro lugar de reserva de los burros, esta vez en mayor número y magistralmente protegidos por Pascual Rovira. Nobles y preciosos jumentos. Seguimos la valla de Adebo hasta dar con el carril, que nos llevó a los coches. Poco antes y solo algunos de los senderistas debido a que las piernas ya no respondían bien, nos desviamos y subimos a la Cueva de Los Grajos, refugio de cabras y nido de multitud de grajos o cuervos, donde se pueden hacer unas insólitas fotos.

Un gran día, en un formidable ambiente, con una temperatura casi primaveral, donde como es habitual aprendimos más sobre la riqueza toponímica y anecdótica de nuestras sierras, de la mano de ese sabio subbético que es Julián García.

Muchas Gracias monstruo.

José Antonio Espejo

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