Este estrecho cañón constituye uno de los marcos naturales más impresionantes de toda la provincia, siendo un verdadero paraíso para las aves de roca.
En él podremos hacer además interesantes observaciones de carácter geológico y botánico.
Partiendo de Zahara de la Sierra y tras haber recorrido unos 4 km, encontraremos a la derecha de la carretera a la altura del punto km 7,5 la entrada. Tras sortear la entrada tomaremos un camino a la derecha. En sus primeros tramos la vereda transcurre por entre cerros ondulados sobre los que se desarrolla un matorral aclarado en el que abundan especialmente las retamas junto a lentiscos, aulagas, matagallos y jaras.
El sendero discurre paralelo por al río, cuyo cauce que no es visible, queda muchos metros por debajo, a nuestra izquierda.