El Pirulejo

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El Pirulejo

En Priego, a escasos metros del río Salado, se localiza un yacimiento prehistórico que está considerado como uno de los más importantes del Paleolítico superior de Andalucía

 

      A las afueras de la localidad de Priego, en las inmediaciones de la carretera A-339, al pie de la formación travertínica del Adarve y a escasos metros del río Salado, se encuentra un yacimiento prehistórico considerado como uno de los más importantes del paleolítico superior en Andalucía. Fue descubierto de manera fortuita en la finca denominada El Pirulejo en 1983. Los materiales arqueológicos recuperados correspondían a una inhumación doble, un individuo adulto y otro infantil, acompañados de un vaso de carena baja de tipo argárico, aunque sin ajuar metálico. Gracias al análisis de los huesos, se pudo saber que ambos padecían algunas enfermedades, concretamente, el individuo infantil sufría de raquitismo y el adulto de anemia.

En 1988, con motivo de las obras que iban a emprenderse en la carretera comarcal Alcalá la Real-Priego y que iban a afectar al emplazamiento, María Dolores Asquerino llevó a cabo una intervención de urgencia en la que se localizaron depósitos sedimentarios. Dicha arqueóloga volvió a estudiar este yacimiento en 1991. En ambas campañas excavó un área de ocho metros cuadrados, llegando a una profundidad de algo más de dos metros desde la superficie original. 

Gracias a estos estudios se han obtenido numerosos datos sobre la forma de vida de los pobladores paleolíticos de este lugar, y se ha podido reconstruir el entorno paisajístico de aquella época, con un clima más húmedo y menos cálido que en la actualidad. Aprovechando un escarpe rocoso, estos hombres acondicionaron el lugar instalando algún tipo de techumbre sujetada por postes clavados en el suelo, cuyas huellas han sido encontradas durante la excavación; también levantaron una pequeña pared de piedras.

El lugar fue habitado, muy posiblemente de forma estacional, durante el Solutrense Avanzado, y fundamentalmente en la última fase del Paleolítico, el Magdaleniense final (aproximadamente entre 16.000 y 8.000 años de antigüedad). Entre los materiales encontrados, destaca la calidad y variedad de piezas y útiles de sílex, la industria realizada en hueso y asta, y el gran número de conchas de moluscos marinos, que, con una pequeña perforación, sirvieron como collares y colgantes. Especialmente interesantes son la serie de plaquetas de areniscas grabadas con motivos geométricos y figurativos.

Uno de los aspectos que más me llaman la atención de este yacimiento es un estudio de la revista Scientific Report del año 2015, que constató la existencia de contaminación derivada del manejo de metales pesados. Concretamente esta paleocontaminación se relaciona con la manipulación de la galena, un mineral rico en plomo utilizado tanto para rituales de enterramientos como en actividades metalúrgicas.

El equipo internacional que llevó a cabo esta investigación, llegó a plantearse, incluso, si la polución detectada en éste y otros yacimientos prehistóricos de nuestro país tuvo algo que ver con la extinción definitiva de los neandertales en el sur de la Península Ibérica; y en todo caso pone de manifiesto que la contaminación, y sus efectos nocivos para la salud no son un mal exclusivo de nuestra época.

Actualmente este importante yacimiento está totalmente descuidado y no es visitable. En el mismo borde de la carretera A-339, a la derecha, un poco antes de llegar al kilómetro 28, se pueden ver las dos grandes rocas redondeadas con una grieta en medio que constituyen la parte visible del yacimiento. Desde el acceso más oriental de Priego, nada más pasar el hotel Río Piscina se desvía un tramo de carretera que está cortado y por el que podemos llegar a la parte superior del yacimiento, desde donde se obtienen buenas vistas del cercano cerro de los Olivares. Por un sendero que conecta con una conducción que parece que llevaba agua, podemos salir a la carretera, y por un caminillo que va por el otro lado de la misma llegar hasta El Pirulejo.

Torre de la Oliva

A poco más de un kilómetro al este de la ciudad de Priego, dominando las huertas y la vega del río Salado, se levanta un cerro de 731 metros de altitud llamado significativamente cerro de la Torre de los Olivares o simplemente cerro de la Torre, haciendo alusión a la atalaya árabe que allí se ubicaba. 

La mejor manera de ascender a este cerro es tomando un camino que comienza entre el hotel Río Piscina y las instalaciones de la ITV de Priego de Córdoba. Este camino rodea el cerro por el norte, a media ladera ganando altura progresivamente, entre olivares y matas de zumaque. Antes de que inicie el descenso, debemos abandonar el camino y entre los olivos ascender a la parte más elevada del cerro, que presenta aspecto de una meseta con una extensión aproximada de unos 6.000 metros cuadrados. Sobre ella se distribuyen varios majanos y gavias de piedra revuelta con algún sospechoso bloque de piedra.

Al comenzar el declive de la vertiente noroeste se encuentra un paño de muralla de unos dos metros de longitud por un metro de alto, posiblemente medieval, construido de pequeñas piedras apenas talladas recubiertas o reforzadas por una capa de argamasa de relativa dureza y perdida en algunas zonas, que podría haber formado parte de un muro de contención o de fortificación de la meseta del centro, con función de defensa y protección de la desaparecida torre. 

Desde la cota más alta se obtienen buenas vistas de las sierras de Judios y Albayate y se controla perfectamente la vega del río Salado y el viejo camino que conecta Priego con Almedinilla y Alcalá la Real, lo que justificaría su emplazamiento, formando parte del ‘hinterland’ de la ciudad de Priego.

José Aumente Rubio

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