1 de julio del año del coronavirus
Aunque el pintor no estaba por allí, el autor de semejante maravilla natural debe estar en el paraíso terrenal.
Ya que teníamos Sherpa gratuito y de calidad, Juli, nos aprovechamos para que nos condujera magistralmente a este gran cañón que ha excavado el Arroyo de los Tornillos de Gualay entre el Calar de Juana, 1842 m. y el Poyo de Juan Domingo, 1633 m. en la Sierra del Pozo.
Desde el Puente de las Herrerías y con una temperatura fresca, partimos por el inmenso barranco de los Habares, primero junto al Guadalquivir y ya en el cruce junto al arroyo de los Habares, ascendiendo por un enorme y empinado pinar que nos ofrecía una maravillosas panorámicas a Peña Halcón, 1656 m. donde yacían plácidamente una pareja de lo que parecían, Gyps fulvus, aprovechando el frescor mañanero.
Asomamos por el collado de las Pegueras, que nos abrió una vistas increíbles a la Praera Marchante lugar que denotaba muestras de siembra en épocas pasadas, al Gualay, al Picón de las Pegueras, 1622 m., al Calar y al Poyo de Juan Domingo.
Llegamos al arroyo y por el Vado de los Perrillos lo atravesamos adentrándonos en el gran espectáculo de la Cerrada del Pintor, topando primero con la fuente del Borbotón vertiendo sus aguas al Gualay.
El cañón empezaba a cerrarse, dándonos sombra gracias a las enormes paredes y cavidades que se levantan a ambos lados del regato. Tuvimos que mojarnos para poder pasar por algunos lugares entre enormes roquedos y recovecos, que provocaron que las cámaras se quedaran sin carrete y los celulares echando humo, “menuo espectaculo”..
Nuestro escalador, Wen, trepó a una gran covacha de altura considerable excavada en la pared hace ya “unos pocos años” animando a los Julis.
Continuamos un buen trecho entre enormes rocas y sinuosos pasos, que se estrechaban cada vez más, hasta que no pudimos seguir, volvimos por nuestros pasos y Juli senior y junior se dieron un buen chapuzón en sendas pozas de aguas claras y profundas.
Nuestro siguiente itinerario fué seguir por indicaciones de nuestro sherpa el curso del Gualay, con intención de encontrar un nuevo accidente geológico que forma este torrente, la Cerrada de Canaliega, qué dirección este termina en el Guadalentín.
Anduvimos un buen rato por el cauce y por un carril contiguo entre un espeso bosque mediterráneo hasta dar con una antigua presa, a partir de la cual se estrechada el arroyo, presagiando el inicio de la cerrada, un cartel de prohibido continuar nos hizo dar por terminada la excursión, a la altura de la Lancha de Media Hanega, 1659 m., para iniciar nuestra vuelta a Herrerías.
Ya en el camping nos dimos un suculento baño en la piscina y cenamos copiosamente en el bar, con unas gélidas birras premio al esfuerzo montañero, antes de nuestro vivaqueo.
Dia redondo en buena compaña, Pepe, Wen, Juli padre e hijo y un servidor.
JoseA Espejo
